Hoy tocaba peregrinación. No lo tengo muy claro que es, porque siempre alguien se lo apunta como un tanto a su favor. Los tantos y los amarrekos hay que ganarlos mano a mano. Bueno con esa premisa, madrugada y un buen puñado de virtuosos del pedal, nos damos cita en las puertas del poli, cada cual con su animo, pero nada de rosarios, la penitencia es personal y nadie la manifiesta. Salimos con ánimo y ya por Tajonar, sentimos el viento del sur castigador. Pues no nos amedrentamos y con relevos cortos, afrontamos el tontodromo. La mañana aunque fresca, invitaba al esfuerzo. Mención especial a lo que dijo Madero en Venezuela. “Se notaba la mano de Chávez en el cielo” había nuevo Papa latino y se nombra Francisco. Porque eso tienen los Papas, además de sotana blanca, se llaman como quieren. El de Javier, en su tiempo se Llamaba Françesc , o mas bien Patxi. Pero da lo mismo, los tanto se lo apunta el que quiere. Ascender hasta Loiti un calvario, viento y más viento. Peregrinos andando también. Mira que los del Opus, llevan a la chavalería en autobuses asta la bajada de Loiti, para que empiecen cuesta bajo, eso si, con muchas cruces y patxanga, alguna bandera española y vaticana. El reagrupamiento antes de bajar y el pelotón que se agranda por la incorporación de otros pequeños grupos, ya por Sangüesa, se olía a tortilla con jamón, el hambre nos hacia movernos con mas nervio. En Javier, el bar donde vamos siempre, esta txapado, vamos al siguiente y nos atienden bastante raudos. Los bocatas de tamaño reglamentario. Pero a la hora de pagar, como que salimos a 9 €, sablazo. Pero el personal no es del todo tonto y varios hacen una reclamación en toda regla. Resultado satisfactorio y al final, nos devuelven y quedamos en 5 € por barba. Así, si. Foticos de rigor y buen rollito, enfilamos el regreso por lo andado. Pronto el viento se convierte en aliado. Loiti lo ascendemos cada cual a su vela, reagrupamiento en el alto y para casa a buen ritmo, tanto que en la travesía de los pueblos, el radar nos pitaba por exceso de velocidad. Nos hemos mojado durante un buen trecho pero nada de particular, solo que hay que limpiar las flacas. Y lo dicho, el cielo no nos lo hemos ganado, solo es cuestión de andar el camino.
